lunes, 21 de diciembre de 2009

Buena pregunta

21 Diciembre, 2009 - 18:02
BRASILIA. La conclusión del mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras ocho años de gobierno abre grandes interrogantes en torno a su sucesor y a si Brasil podrá mantener el liderazgo internacional que alcanzó bajo su gestión.El primer obrero en llegar al sillón presidencial del país más grande de América Latina entra a su último año de gobierno con alrededor de 80% de popularidad y una sólida credibilidad internacional que se refleja en la posición destacada de Brasil en foros mundiales y regionales.
Sin embargo, las encuestas indican que Lula no ha podido transferir su enorme respaldo popular a la secretaria general de su gobierno, Dilma Rousseff, a quien escogió como candidata a sucederlo en las elecciones de octubre del 2010.
El ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, consideró que ese liderazgo alcanzado por Brasil obedece tanto a la política externa del gobierno de Lula como a sus políticas sociales.
“La política externa contribuyó porque dejamos de tener aquella actitud timorata de pedir permiso para todo lo que queríamos hacer”, comentó Amorim sobre el liderazgo internacional brasileño durante una entrevista con emisoras de radio.Agregó que la política social de Lula de disminuir la desigualdad social ha convertido al país en un ejemplo, lo que fortaleció su posición en el escenario mundial.
“La mancha de Brasil en esa dimensión internacional es la desigualdad, Brasil es visto como un país rico pero tremendamente desigual”, admitió Amorim. “Ahora usted ve cualquier publicación especializada internacional y Brasil es señalado como un ejemplo en la reducción de la desigualdad. Brasil crece y reduce la desigualdad, eso es un hecho notable que cambia la imagen ante el mundo”.
El analista político Alexandre Barros consideró que la posibilidad de mantener el liderazgo alcanzado por Brasil depende de la capacidad del futuro presidente de mantener la política económica del actual gobierno, que logró mantener la estabilidad mientras aumentó las políticas sociales de distribución de ingresos.“Además del carisma personal del presidente Lula, Brasil consiguió ese liderazgo por causa de su política económica. El problema brasileño es saber si la persona que resulte electa tendrá la voluntad política de mantenerla, lo que es dudoso en el caso de los candidatos que aparecen por allí”, explicó Barros.LOS NUEVOS COMPETIDORES
Consideró que por la trayectoria de la ministra Rousseff y el principal aspirante de la oposición, el gobernador de Sao Paulo José Serra, ninguno tiene el compromiso de mantener la política económica del gobierno de Lula. Lo mismo opinó del otro aspirante presidencial con posibilidades de ganar, el diputado Ciro Gomes, exministro del actual gobierno.
“Creo que ninguno de esos tres, que son los principales candidatos, va a tener una política monetaria tan rígida y severa, y será fácil que se produzca un descontrol en las cuentas públicas”, anticipó.
En el tema del carisma el déficit es aún mayor: ninguno de los aspirantes se compara con Lula en su estilo popular de comunicarse con la población ni con la historia personal de superación y lucha que lo llevó de un origen familiar de pobreza hasta la primera magistratura del país, uno de sus mayores atractivos fuera de Brasil.
Las mismas encuestas que sitúan a Lula como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil reflejan que Serra es aún el favorito para ganar los comicios del próximo año, con alrededor de 45% de apoyo aunque con tendencia a disminuir.
Aún así, una consulta de la encuestadora Sensus para la Confederación Nacional del Transporte (CNT) reveló en noviembre que 79.1% de los brasileños estaría dispuesto a votar por un candidato apoyado por el actual presidente, pero la mayor parte de ese apoyo no es incondicional.
“La transferencia de votos (de Lula) no es incondicional, el elector está bien informado, pero nadie sabe lo que Dilma (Roussef) piensa. Ella cayó de paracaídas en la campaña”, comentó el analista.
El cuadro es aún más complicado para Serra como candidato de la oposición a un presidente con un nivel excepcional de respaldo.
“La oposición está completamente perdida porque ¿cómo se hace campaña contra alguien que tiene 80% de aprobación? Es muy difícil”, sostuvo Barros.
RDS
FUENTE:
AP