Desaparecidos, memoria y justicia

Entra en vigor la Convención Internacional de Protección contra las Desapariciones Forzadas

El texto ha sido ratificado por 21 países de los 87 que lo firmaron hace cuatro años

EL PAÍS / AGENCIAS - Madrid / Ginebra - 23/12/2010

La Convención Internacional de Protección contra las Desapariciones Forzadas, de las que son víctimas varias decenas de miles de personas, especialmente en América Latina, ha entrado hoy en vigor, cuatro años después de su aprobación, ha dado a conocer la ONU. El proceso se ha llevado a cabo después de su ratificación por Irak, el 23 de noviembre, y Brasil, el 29 del mismo mes, por lo que ya son 21 países, de los 87 firmantes, los que han ratificado la Convención. En virtud de las reglas internacionales, una Convención puede entrar en vigor tras haber sido ratificada por 20 estados.
El nuevo texto obliga a los países que lo respaldan a sancionar penalmente la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad perpetrada por funcionarios o grupos ligados al Estado. La Convención prevé igualmente que los países firmantes indemnicen a las víctimas directas de desapariciones forzadas y que estos actos pueden constituir un crimen contra la humanidad cuando sean generalizados o sistemáticos.
La noticia ha sido bien acogida la ONG Human Rights Watch que considera que esta Convención "debería reforzar los esfuerzos internacionales para acabar con esta práctica terrible". "La entrada en vigor de este tratado es un hito inmensamente importante, pero, para acabar con esta práctica, será necesario que todos los países reconozcan que es inaceptable secuestrar a personas y esconderlas", ha señalado Aisling Reidy, asesora legal principal de la ONG pro derechos humanos.
Celebración en Argentina
Según Cruz Roja, varias decenas de miles de personas en Irak esperan aún noticias de familiares desaparecidos desde el año 1980, mientras que en Bosnia son más de 10.000 los que no tienen información de sus personas cercanas tras el conflicto de los años noventa. Human Right Watch añade que la situación es igual de preocupante en el norte del Caucaso, especialmente en Chechenia , en Oriente próximo, América Latina y Pakistan, "donde cientos de personas han desaparecidos desde 2001".
Argentina también ha celebrado la entrada en vigor de la Convención impulsada por este país y Francia ante Naciones Unidas. El canciller argentino, Héctor Timerman, que ha celebrado la plena vigencia junto al embajador francés en su país, Jean Pierre Asvazadourian, ha destacado que el texto "marca un punto de inflexión histórico en la lucha liderada en forma mancomunada por el movimiento de derechos humanos y la comunidad internacional por la dignidad de las personas y la salvaguardia de su integridad física y moral". Timerman ha recordado a las "30.000 personas" desaparecidas durante la dictadura argentina (1976-1983) y ha destacado que para sus compatriotas "es de especial significación la continua expansión en el Derecho Internacional con la calificación de las desapariciones forzadas masivas o sistemáticas como un crimen de lesa humanidad"
Los países que han incorporado a sus legislaciones este instrumento internacional son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Cuba, Ecuador, Francia, Alemania, Honduras, Irak, Japón, Kazajistán, Malí, México, Nigeria, Paraguay, Senegal, España y Uruguay.





Guerra y paz. Cementerio de Kovaci, en Sarajevo. Durante el cerco sobre esta ciudad murieron más de 10.000 personas. De ellas, 1.600 eran niños.- ULY MARTÍN
 http://www.elpais.com/articulo/portada/Bosnia/anos/guerra/elpeputec/20051204elpepspor_8/Tes






El horror de la represión en América Latina

Una muestra recuerda en Guatemala a los desaparecidos durante las dictaduras militares en el continente

JOSÉ ELÍAS - Antigua - 26/05/2008
Una inmensa bandera de Chile, hecha con 66 fémures humanos, donados al artista Arturo Duclos por estudiantes de medicina, es una de las obras de mayor impacto de Los desaparecidos, una exposición itinerante que pretende mantener viva la memoria de las decenas de miles de secuestrados-desaparecidos durante la represión de los regímenes militares que gobernaron en Centro y Suramérica entre los años sesenta y la primera mitad de los noventa del siglo pasado.
 
Entrada de la muestra 'Los desaparecidos', en Antigua, Guatemala.- J.E.T
http://www.elpais.com/articulo/cultura/horror/represion/America/Latina/elppgl/20080526elpepucul_2/Tes


La muestra, fruto del trabajo de 25 artistas latinoamericanos, llega a Guatemala después de abrir sus puertas en ciudades como Buenos Aires, Santiago de Chile, Nueva York o Lima, y permanecerá abierta hasta el 20 de julio en la sede del Centro de Formación de la Cooperación Española en Antigua.
La exposición, organizada por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), fue inaugurada el sábado por el embajador de España en Guatemala, Juan López-Dóriga, y el representante en este país centroamericano del Alto Comisionado de la ONU en materia de Derechos Humanos, el diplomático alemán Anders Kompass.
Contra el olvido
Para el representante de Naciones Unidas, uno de los factores fundamentales para la reparación a los familiares de las víctimas es la aplicación de la justicia a los responsables de una práctica que calificó como “horrenda”. Para subrayarlo, citó al historiador de origen judío Yosef Hayim Yerushalm, en sus Reflexiones sobre el olvido: “¿Es posible que el antónimo del olvido no sea la memoria, sino la justicia?”. Kompass añadió que la reparación integral para las víctimas implica impulsar las acciones necesarias para prevenir la repetición de estos casos en el futuro.
Por su parte, la inspiradora del proyecto, la estadounidense Laurel Reuter, fundadora del Museo de Dakota del Norte y curadora principal del mismo, dijo a EL PAÍS que el propósito de este esfuerzo “es contribuir a la reflexión sobre la realidad de los desaparecidos”. Reuter afirma que se enteró de este drama humano gracias a una serie de artículos publicados por el periodista Lawrence Weschler en la revista The New Yorker.
En sus escritos, Weschler puntualiza que el término desaparecidos no es más que un eufemismo, en la medida en que a estas personas las hicieron desaparecer “para nunca más ser vistas”. Todos los casos obedecen al mismo patrón: secuestro, tortura y asesinato, para después lanzar los restos al mar, ser cremados o sepultados en tumbas clandestinas imposibles de localizar, una táctica que desarticuló cualquier forma de oposición “al desmoralizar a la sociedad a través del tufillo del terror”.
En Guatemala, la práctica de la desaparición forzada de personas alcanzó las más altas cotas de terror. De acuerdo con la Comisión de Esclarecimiento Histórico, patrocinada por la ONU, la guerra civil vivida en este país centroamericano durante casi cuatro décadas (1960-1996) se saldó con más de 200.000 personas “muertas o desaparecidas”.
El informe citado puntualiza que el Ejército fue el responsable del 93% de las masacres, torturas, desapariciones y asesinatos ocurridos durante el conflicto. La guerrilla habría cometido un 3% de los abusos. La comisión también acusó a la CIA estadounidense de “apoyar de manera directa o indirecta las operaciones ilegales del Estado”.
Ni siquiera se conoce con alguna exactitud el número de víctimas. De acuerdo con el diario local Prensa Libre, sólo en el área de Ixil, en Quiché (norte de Guatemala, la zona más castigada por la guerra), el número de asesinados podría ascender a 18.000 personas, cuyos restos estarían sepultados en cerca de 600 cementerios clandestinos diseminados en la selva.
En cuanto a la tortura psicológica, para las comunidades de ascendencia maya (más del 90% de las víctimas pertenecían a cualquiera de las 23 etnias mayenses del país), la desaparición de personas tiene un valor añadido, en la medida en que, de acuerdo con su cosmogonía, ningún alma puede descansar mientras no sea sepultada de acuerdo con los ritos de los antiguos. Y esta responsabilidad recae sobre los descendientes o familiares más cercanos.