viernes, 20 de diciembre de 2019

Bienvenidos al capitalismo de la vigilancia - Shoshana Zuboff (El País)

Todos tenemos una experiencia que contar en Internet. Nuestra relación con bases de datos y amigos o familiares de pronto se ha transformado en otra cosa. Más que adicción o dependencia de la información, la web hoy es un territorio para la guerra o la delincuencia organizada. Hubo un tiempo luminoso en que la gente descubría sus posibilidades para la paz y la inteligencia, pero el lado obscuro del poder aprendió a darle el uso negativo que hoy día tiene y se ha convertido en la mina de oro para los nuevos esclavistas: hombres de negocios sin escrúpulos, mafias, sectas piadosas y fundamentalismo religioso, narco dictaduras y guerrillas totalitarias, clanes familiares y pequeños granujas. Aparentemente no ba$ta con acto$ per$onale$ de rebeldía o herejía$ privada$ para detener la nueva teocracia de e$te viejo y conocido dio$: Mammon.

Bienvenidos al esclavismo del siglo XXI, bienvenidos al capitalismo de la vigilancia y la desinformación. --FFO

SHOSHANA ZUBOFF | AUTORA DE 'LA ERA DEL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA' »

“Todo lo que sabías sobre la privacidad está mal. Hay que probar otro camino”

La escritora estadounidense se ha convertido en la gran profeta de los riesgos de un futuro de datos descontrolados

La profesora Shoshana Zuboff, durante una charla en abril en California. REUTERS

JORDI PÉREZ COLOMÉ

19 DIC 2019 - 12:39 CET

Shoshana Zuboff está cansada. Su libro, La era del capitalismo de la vigilancia, salió en enero y lleva un año de conferencias, entrevistas y viajes. No hay nada para un autor como lograr que el título de su libro pase a definir una categoría. En su caso, el debate sobre la privacidad.

Zuboff, de 68 años, se ha convertido en una profeta del fin del mundo tal como lo conocemos. Como otros profetas, a veces sus frases suenan de apocalipsis: "No quiero ser melodramática pero a su manera quieren esclavizarnos, no con asesinatos y terror sino con una sonrisa" o "si Greta Thunberg dice que nuestra casa están en llamas, yo digo que nuestro hogar, la sociedad, está en llamas".

"No quiero ser melodramática pero quieren esclavizarnos, no con asesinatos y terror sino con una sonrisa"

Pero su tesis es menos exagerada: billones de datos nutren un sistema informático que predice nuestras conductas. ¿Para qué? Sobre todo para saber mejor qué consumiremos. Pero cuando uno predice el comportamiento, la tentación de intentar modificarlo es enorme. Es una pendiente obviamente peligrosa.

Primero, porque no lo entendemos: "Intenta imaginar a los indígenas sentados en sus porches, el día en que aquellos grandes barcos aparecieron en el horizonte. Nunca habían visto nada así. Y nadie vio nada ofensivo el primer día, más que un español con barba, tropezando por la playa, con su armadura y espada y ropa pesada. En una situación así eres cognitivamente incapaz de entender qué pasará", explica. Los indígenas, según Zuboff, somos nosotros. “Con la privacidad, somos como los indios de América al llegar los españoles. No sabemos qué nos viene encima”, añade.

El libro de Zuboff, una de las primeras profesoras de la Harvard Business School en los 80, llegará a España en abril de 2020 (Paidós), más tarde que en las otras lenguas principales europeas. El original inglés tiene más de 600 páginas y está lleno de jerga económica y teoría. Pero al hablar, Zuboff hila un discurso concreto y comprensible para todos los públicos. EL PAÍS habló con ella en Milán, en el marco de las jornadas OnLife organizadas por el diario La Repubblica.

Si, según Zuboff, entramos en una nueva era del capitalismo llamado "de la vigilancia", ¿a qué se refiere? "El capitalismo evoluciona cogiendo cosas que viven fuera de la dinámica del mercado y llevándolas al mercado para ser compradas y vendidas", explica, en referencia a animales, madera, cultivos, minerales, conocimientos. "Ahora con tanta competencia global, ya no queda casi nada en los márgenes y, de repente, el único territorio virgen somos nosotros, la experiencia humana privada", añade.

"Ya no queda casi nada en los márgenes y, de repente, el único territorio virgen somos nosotros, la experiencia humana privada"

Zuboff emplea una metáfora que entronca con épocas anteriores. "Todos esos datos entran por una cadena de producción en un nuevo tipo de fábrica computacional", explica. ¿Y qué fabrican ahí? "Productos. ¿Qué productos? Predicciones del comportamiento de los usuarios".

Es más fácil de entender de lo que parece. Nuestro comportamiento íntimo es previsible: estás más cerca de una compra si después de mirar unos pantalones, buscas una marca, un precio, comparas y pones unos en el carrito y vuelves atrás con dudas y buscas descuentos. Todas las opciones están trazadas. Cuando esos movimientos se repiten millones de veces, crean un patrón del comprador que acaba comprando (y del que no). Una vez entendido eso, se predice su comportamiento: si va a comprar, se le deja solo. Si no, probemos este truco o mensaje. Es decir, tratemos de modificar sus acciones de consumo.

Pero ahora ya no es solo un problema de trazar nuestra vida online para ofrecernos anuncios personalizados, sino de acaparar toda nuestra vida. Hay que añadir en esa cadena de producción el tono de nuestra voz con Alexa, el rato que has hecho deporte (o el que no), si has entrado en Tinder o en Netflix, si tienes la nevera llena, si has ido al médico, si tienes tres hijos, si vas a misa o yoga, si compras ensalada pero comes palomitas, si tienes 20 amigos o 200.

Hay millones de datos aparentemente inconexos que pueden convertirse en patrones, en predicciones. "Y bien, ¿dónde van todas esas predicciones? No es para nosotros, para resolver nuestros problemas", dice. "La mayor infraestructura computacional jamás imaginada para el conocimiento, con sus científicos, servidores, procesadores, almacenamiento, sirve a quienes tienen un interés financiero en saber cómo nos comportaremos con seguros, sanidad, educación, inmobiliarias, comercio, en cada sector".

"Venden, en suma, certeza sobre nuestro futuro", dice. Eso tiene pinta de ser bastante caro.

Los pequeños gestos no bastan: digo que no a unas cookies, apago el wifi del móvil, limito la localización. Es coger el paraguas en un día de tornado.

Pero Zuboff cree que hemos entendido mal el problema de la privacidad porque confiamos en nosotros para solucionarlo: "Todo lo que sabías sobre la privacidad está mal. Hay que probar otro camino", dice.

Los pequeños gestos no bastan: digo que no a unas cookies en esta web, apago el wifi de mi móvil cuando salgo de casa, limito la localización, busco en modo incógnito. Todo eso es coger el paraguas en un día de tornado. "Son elecciones personales y resultan un error fundamental de categoría", dice Zuboff. "Porque la privacidad no es que tú seas privado. Es un problema de acción colectiva. Porque cada vez que nos exponemos un poco contribuimos a los sistemas que predicen certezas, que construyen una sociedad con sistemas de certezas por encima de sistemas de libertad".

Una de las frases más célebres y repetidas por Zuboff es sobre los ciudadanos que presumen de no tener nada que ocultar: "Si no tienes nada que esconder, es que no eres nada", les responde. "Es la peor forma de adoctrinamiento", sigue. Las grandes multinacionales han logrado hacer creer que es razonable creer que unos están más protegidos que otros al usar un dispositivo. Pero nadie está exento.

Para Zuboff eso afecta a la democracia. Si no eres soberano en tus decisiones, pierdes algo fundamental. Hasta ahora, parece que la predicción afecta sobre todo decisiones de consumo. Pero es absurdo pensar que no hay gurús políticos pensando en cómo manejar voluntades en campañas electorales.

Con todos estos males, Zuboff tiene una gran respuesta, y no es usar un correo encriptado en lugar de Gmail, aunque todo suma. Zuboff admite por ejemplo que el Reglamento europeo de Protección de Datos es un paso en la buena dirección. Pero hay que ir más allá. ¿Por qué? Porque es el único camino. "Es momento para la movilización. El pueblo debe movilizar las instituciones democráticas. Tenemos diez años para lograr una nueva ley. La única cosa que los capitalistas de la vigilancia temen es la ley".

Publicación original: EL PAÍS América (@elpais_america) https://t.co/EPwaM8sHel

domingo, 28 de abril de 2019

Hace poco se recordó el genocidio de Ruanda, pero pocos hicieron acto de conciencia antes de hablar de perdón

Condenado a 15 años de cárcel un sacerdote católico por el genocidio de Ruanda

Provocó una matanza al ordenar el derribo de su parroquia, donde se cobijaban miles de refugiados

Athanase Seromba se ha convertido hoy en el primer sacerdote católico condenado por una corte internacional. El Tribunal Penal para Ruanda (TPIR) le ha encontrado culpable de genocidio y crímenes contra la humanidad y le ha condenado a una pena de 15 años de cárcel, según ha informado Bocar Sy, portavoz de la corte. Según la sentencia Seromba facilitó en abril de 1994 la muerte de más de 2.000 personas de la etnia tutsis que huían de la persecución de sus rivales, los hutus.
Cuando se produjo la matanza el hoy condenado estaba encargado de la parroquia de Nyange, en la localidad de Kisumu, en la provincia occidental de Kibuye. Huyendo de las persecuciones étnicas más de 2.000 personas, la mayoría tutsis, abarrotaron una iglesia que, a partir del día 15 de abril fue sometida a ataques regulares por parte de las milicias humus conocidas como interahamwe (los que matan juntos). Fue entonces cuando Seromba ordenó el derribo de su parroquia con máquinas excavadoras, tras lo cual los pocos supervivientes fueron rematados.
Probados estos hechos, la Sala Tercera del TPIR, situado en Arusha (Tanzania), le ha condenado por los cargos de genocidio y crímenes contra la humanidad en la modalidad de exterminio, aunque le ha absuelto del cargo de conspiración para cometer genocidio. "La Sala consideró un factor agravante el hecho de que fuera un religioso muy conocido en su comunidad y en el que muchos feligreses confiaban", ha señalado Sy.
El papel de la Iglesia
Entre 500.000 y un millón de tutsis y hutus moderados, según distintas fuentes, murieron masacrados con machetes y armas de fuego por milicias extremistas, soldados y la propia población civil durante el genocidio ruandés y muchos de ellos murieron en iglesias en las que habían buscado refugio.
En tribunales nacionales, la participación de la Iglesia Católica en el genocidio fue puesta de manifiesto por la justicia belga, que condenó en el 2001 a dos monjas ruandesas a entre 12 y 15 años de cárcel. Pero esta es la primera vez que el catolicismo ve a uno de sus miembros sentarse en el banquillo del TPIR, que sólo ha juzgado hasta ahora a otro religioso, el pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Elizaphan Ntakirutimana, condenado a diez años de prisión en 2003.
Seromba, de 42 años, se encontraba acogido desde 1997 en la diócesis italiana de Florencia, pero ante la presión de la entonces fiscal del TPIR, Carla del Ponte, sobre las autoridades eclesiásticas, el religioso se entregó voluntariamente al tribunal el 7 febrero del 2002.

Ximei, la activista que desafía al gigante

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sábado, 23 de febrero de 2019

Pensadores radicales de nuestros días

"Chantal Mouffe, fair-weather friend of democracy, reveals again just how deeply attached she is to Carl Schmitt’s view of politics as conflict, fear, violence & power over others" @jkeaneSDN

Chantal Mouffe, defiant political thinker: “Don't simply dismiss populism”

31 Jan 2019
“Conflict is the driving force of democracy,” says Professor of Political Theory Chantal Mouffe. Her view on politics and society inspires other thinkers but also resonates with new political movements, of which she is a prominent analyst. We paid her a visit in London. 
Coincidence or not, on the Eurostar we read an op-ed that is full of ideas that could come straight out of Chantal Mouffe’s theories. She is influential. She gives it to Jeremy Corbyn and Labour straight. She inspired pioneering political movements such as Podemos in Spain and La France Insoumise in France. She's an international presence. 
But it all started in Belgium. Mouffe was born near Charleroi and studied philosophy at the university of Leuven from 1960 until 1964. “This was before the university was split into a Dutch-speaking and a French-speaking one at the end of the sixties. The times were different. In those days, world politics reverberated in Leuven as well – particularly the Cuban revolution and the Algerian war. For someone who's susceptible to this, like me, it was an inspiring period.”
© BELGA | Hans Lucas


Passion

“After Leuven, I went to Paris, where I worked with Marxist philosopher Louis Althusser. Philosophers like him had a very rationalistic approach and envisaged philosophy as a science. What was important for him was epistemology. At the end of 1966, I left for Colombia. I had become familiar with Latin American culture in Leuven and was very interested in what was happening over there. When I began teaching philosophy at the National University of Colombia in Bogota, it became clear to me that a purely rational analysis of politics did not suffice. For a big part, politics are emotion, passion. If you can't include affects in your analysis or political practice, you’re way off the mark. People work toward a common goal because they feel passionate about it. Freud already said it: he believed that the lien social is of a libidinal nature.”
Mouffe decided to come back to Europe to study politics at the University of Essex. Countless study and work visits to the biggest American institutions followed. She became directeur de programme at the Collège Internationale de Philosophie in Paris, where she contributed considerably to the field of political theory. In 1995 she became a professor of political theory at the Centre for the Study of Democracy at the University of Westminster, where she remains as an emeritus professor since 2018. 

The importance of conflict

Chantal Mouffe is sometimes called a political philosopher, but she prefers to define herself as a political theorist – not to be confused with a political scientist. “In political science, you’re talking about empirical data, numbers that you’re trying to make work. But this produces a limited view of politics. Political theory, by contrast, looks at fundamental concepts, but also at practice.” 
 
If you can't include affects in your analysis or political practice, you’re way off the mark. People work toward a common goal because they feel passionate about it.
She doesn't shy away from radical statements. She defends what she calls a ‘dissociative conception of politics’, according to which politics has to do with conflicts, particularly with those that are called ‘antagonistic’ because they cannot have a rational solution. “This is why democracy cannot do without conflict. Conflict is the driving force of democracy. At the end of the 20th century, you had the so-called ‘third way’: not left, not right, but a so-called ‘radical centre’, allegedly beyond conflict, towards consensus. Well, that doesn’t work." 

WHO IS CHANTAL MOUFFE?

°1943, Wanfercée-Baulet, Belgium
  • Studies philosophy in Leuven from 1960 until 1964 and continues her studies in Paris and later in Essex.
  • Marries the Argentinian political theorist Ernesto Laclau in 1975.
  • Publishes Hegemony and Social Strategy with Laclau in 1985. On the Political (2005) is also translated into Dutch. 
  • Programme director of the Collège Internationale de Philosophie in Paris from 1985 until 1995.
  • Affiliated with the University of Westminster as Professor of Political Theory since 1995
  • Published For a Left Populism in 2018.
Books
  • As editor: Gramsci and Marxist Theory (1979) , Dimensions of Radical Democracy. Pluralism, Citizenship, Community (1992), Deconstruction and Pragmatism (1996), The Challenge of Carl Schmitt (1999)
  • Co-authored with E. Laclau: Hegemony and Socialist Strategy . Towards a Radical Democratic Politics (1985)
  • As author: The Return of the Political(1993), The Democratic Paradox(2000), On the Political(2005), Agonistics. Thinking the World Politically (2013), In the Name of the People (with Inigo Errejon, Podemos; 2016), For a Left Populism (2019)
"By its very definition, a democracy is conflictual. The demos is divided, and there’s always one part of the demos that has kratos or power over the other part. The main task for democracy is to provide the institutions allowing for this conflict to take place in a way that does not lead to civil war. The prerequisite is that the opponents are not seen as enemies to destroy but as adversaries who have the right to defend their opinions.”
Chantal Mouffe is not interested in normative political theory: she doesn’t want to prescribe what the world should be like. “I want to understand how things are and how they may be changed,” she says. “Of course, it does bring me satisfaction to notice that people are using my ideas, as was the case with Podemos in Spain (the radical left-wing party that emerged from the indignados protest movement against corruption and the austerity policy – ed.). The work of my late husband Ernesto Laclau and myself provided a framework to envisage a new form of politics. The demands of Podemos didn't fit in with the traditional left-right division of the political arena. There was a need for new identities, outside of the traditional parties and the traditional way of practising politics. This phenomenon had already been fascinating me for years. And it still is.”

The radical democracy

You have to radicalise democracy, Chantal Mouffe believes. “I don’t mean that we should start a revolution. I simply mean that we shouldn't submit to the diktat of neoliberalism and globalisation, ways of thinking that arose in the aftermath of Thatcher and her tina: ‘There is no alternative’.” 
“Social democratic and socialist parties started to evolve towards the centre until there was no fundamental difference anymore between centre-right and centre-left. The distinction between left and right has become blurred. As a result, a lot of politically justified questions and complaints have remained unanswered for years. We have now reached a ‘post-democratic’ situation.”
The current system and the existing political actors – who have grown into a colourless bunch of people with no passion whatsoever – no longer appeal to the voters, Chantal Mouffe observes. “And those who voice their disapproval about the political system are branded as populists, which is becoming a catch-all term for anyone who disagrees with the established order. This development is not good for democracy. A lot of so-called populist complaints are real democratic demands, and they need to be taken seriously instead of being dismissed as dangers to democracy. If those democratic demands are not formulated progressively, I am convinced that they are going to be expressed in a nationalistic and xenophobic vocabulary. The latter is already happening, and it explains the growing success of right-wing populist parties. The way to stop them is not through moral condemnation, accusing them of being fascist, but by offering solutions to those demands that are inspired by a search for equality and social justice.” 

Brexit: "I have no clue"

You can’t talk to a political thinker in London without mentioning Brexit. “Honestly, I don't know what to expect. Nobody has a clue. Everything is possible. We might have a deal, we might not, or we might get a different deal than the one that was negotiated. Brexit might be delayed or abandoned altogether, or we might see a new referendum But it will have to be planned better than the last one. Or we might have new elections, which would be the best scenario for the Labour party. No Brexit also remains a possibility. The worse would be a Brexit without a deal. We have a situation that has deteriorated to such an extent that, whatever the outcome, the consequences for British society are going to be very divisive.” 
“I didn't become a Brit after all these years, and I still have a Belgian passport. But whatever the outcome, strictly legally speaking, I’m safe: I can continue working here. But a hard Brexit would be terrible...”
In any case, she will leave Great Britain for a little while at the beginning of February to travel to Leuven and receive an honorary doctorate. Her fourth one. “I heard that there's a lot of ceremony involved in Leuven. I’m curious to see what it will be like.”
Professor Chantal Mouffe was nominated by Professors Matthias Lievens and Stefan Rummens.

https://nieuws.kuleuven.be/en/content/2019/patronsaintsday-chantal-mouffe