viernes, 9 de abril de 2010

Tiempo de reflexión II

Ya perdí la cuenta de los días. Pero es bueno recordarle a los amigos que no abrieron esta bitácora que ya suspendí el ayuno voluntario la semana pasada. Me encuentro casi totalmente recuperado y mi situación casi totalmente resuelta. Hoy conseguí recuperar la carta en cuestión: no era invento mío, sí existe y sí estaba en la oficina en cuestión.
Mientras tanto son muchas las cosas que me vienen a la mente: recuerdos, proyectos... Lo bueno de las telenovelas -a diferencia de la vida- es que nos brindan la sensación de certeza mediante la idea de continuidad. Al hoy le sigue el mañana y así sucesivamente, en un orden y con una claridad que no tenemos en nuestras vidas reales. Pero tampoco esto está mal, es una manera sesgada de lidiar con nuestros asuntos.
Una amiga que acabo de hacer me preguntaba ayer por el tipo de libros que quiero escribir. Le respondí que en este momento tengo en mente por lo menos dos: uno académico y otro de ficción. ¿Porqué? El primero para escribir una historia que habría querido leer y que no encontré; y el segundo para contar con un texto que hizo falta en mi formación. Perlas de sabiduría de un literato que alcanzó los 42 años de edad.
Otra cosa que tengo clara: no he perdido la fe, pero mi esperanza no la tengo depositada en los hombres, sólo en El Altísimo (al decir de don Quijote) puedo depositar todas mis certezas. No sé dónde me encontraré exactamente la próxima semana, por ejemplo, pero recordaré a Jesús caminando sobre las aguas sin dejarse arrastrar por la tormenta (el temor).
Esperar, aguardar. Me siento como una moneda en el aire: sin saber de qué lado caer (a diferencia de un gato).
Una frase que recogí de la calle pensando en una amiga que atraviesa por una etapa especial en su vida; en una escalinata dedicada a la memoria de Mahatma Gandhi: "Haber olvidado cómo colocar la semilla en la tierra es haberse olvidado de uno mismo." No sé si estoy en lo correcto, pero para mí ésta es la verdadera medida de la vida.
Tal vez esta sea la manera que encuentro de responderle a mi hermana que se casa mañana y me ha pedido hacer el esfuerzo por estar presente en su boda: ella está en Bolivia y yo en Ecuador.