martes, 15 de diciembre de 2009

No se preocupen, todo se solucionará con el "humanismo militar"

LA ONG WWF PRESENTA EN LA CUMBRE DE COPENHAGUE UN INFORME CRITICO SOBRE EL INCREMENTO DE 2ºC
Una propuesta para evitar el desastre
La reconocida WWF presenta un informe sobre los pasos necesarios para garantizar el futuro del planeta. En él se asegura que llegar a los dos grados previstos por la Cumbre Climática desatará catástrofes naturales y propone cómo cuidar al planeta.
Por Cledis Candelaresi
Desde Copenhague
WWF, una de las ONG con más predicamento internacional a la que adhiere Vida Silvestre de la Argentina, presentará hoy formalmente en Copenhague un informe que aspira a redoblar la presión sobre los negociadores de 190 países que congregó en Dinamarca la Cumbre por el Cambio Climático de Naciones Unidas. Si la temperatura del planeta alcanza los 2 grados centígrados por encima de 1850 que hoy se toman como meta para elaborar un plan internacional, serán inevitables grandes desgracias provocadas por el calentamiento, entre ellas la desertificación del Chaco sudamericano o las inundaciones masivas en Rusia y el Norte de China, según destaca el informe. En buen romance, esto significa que los compromisos a volcar en un acuerdo internacional deberían ser muy superiores a los que hoy están guiando la trabajosa negociación. Muchos activistas de las organizaciones ambientalistas eligieron el gélido mediodía de ayer para congregarse pacíficamente en Radjusplacen, una céntrica plaza donde el gobierno de la capital danesa montó stands, especie de carritos cubiertos e iluminados con luces de neón verde, para promover la filosofía ecológica: desde el uso de gas en lugar de la electricidad a los más audaces proyectos como forestar el Sahara. A pocos metros de ese obligado paseo dominical, se reunirán desde hoy y por dos días los alcaldes del mundo desvelados por la salud del planeta, entre ellos el jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Todo transcurre indiferente al anuncio oficial formulado el 9 de noviembre de que hay Gripe A en Dinamarca.
Fue un domingo frío y tranquilo en el que, salvo por tres militantes de Blacks Blocs que permanecen detenidos, los incidentes del sábado parecen olvidados. La policía liberó a los cientos de activistas que había detenido tras la multitudinaria marcha, para disciplinar algunos desbordes violentos. Aunque la ciudad está plagada de eventos paralelos y shows de las ONG para concientizar a los ciudadanos sobre la importancia de no contaminar, la batalla hoy se traslada al ámbito más técnico del Bella Center.
La consigna que orienta a la negociación es programar acciones que eviten un calentamiento planetario por encima de los 2 grados centígrados respecto de la era preindustrial. Sobre esa base se discute qué recorte de emisiones y para qué momento hay que hacerlos. Se trata de un dato clave para encuadrar los debates de este tiempo.
Hoy la temperatura está un 0,7 por ciento por encima de aquella base y, según aseguran algunos científicos, aun si se congelara la situación en este punto, es inevitable que el termostato planetario trepe al menos hasta 1,5 grado. En ese punto, según WWF, los desastres ya son inevitables. Y, de rozar aquel límite, ni hablar. Desertificación en España mayor que el promedio mundial, derretimiento de hasta el 30 por ciento de los hielos del mar austral; escasez de agua para millones de personas; unos 300 millones de almas bajo el riesgo de contraer malaria y extinción del 35 por ciento de las especies terrestres para el 2050. Por citar algunos.
En rigor, esto no es estrictamente una novedad. La posibilidad de esos desmanes naturales en los 2 grados ya fueron advertidos por la comunidad científica desde hace tiempo y la información fue plasmada en un resumen informativo que los británicos –activos militantes del tema– difundieron por cuanta vía pudieron. En este brochoure se dejó en claro que llegar a aquel límite implicaba la desaparición de la capa ártica o la multiplicación de los incendios forestales, entre otras alteraciones.
Cuanto mayor es la alarma, más son los fondos necesarios para prevenir los problemas o para enfrentar los que resultan inevitables porque el mundo ya sufre alteraciones climáticas notorias. Esa es la plata que se discute en Copenhague cuando se habla de los “fondos para la adaptación”, que las naciones desarrolladas deben aportar para auxiliar a las otras.
Uno de los cálculos más insistentes en esta materia es el que indica que en diez años esa ayuda no podría bajar de los 100 mil millones anuales. A esa ayuda de los ricos a los pobres hay que sumarle el dinero que unos y otros invertirán en producir bajo normas más limpias.
Aquí es cuando talla otro de los cálculos que la ONG del oso destacará hoy, citando trabajos de científicos de Argentina, Holanda y los Estados Unidos. “Al regular el flujo de agua y mejorar su calidad, reducir el impacto de desastres naturales, proteger los suelos y mantener la productividad de la pesca, secuestrar y almacenar carbono”, el planeta le estaría brindando a la humanidad un servicio ambiental valuado en 33 mil millones de dólares cada año. Esto relativiza la envergadura de cualquier esfuerzo económico cuantificado en las negociaciones que hoy se retomarán con mayor ritmo en el Centro de Convenciones danés. El mensaje resulta obvio: es más económico preservar los ciclos naturales de la tierra para que siga haciendo las cosas por sí misma que tener que reparar el daño causado.
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