lunes, 17 de agosto de 2009

¿El odio mediático legitimará los golpes de Estado ante la historia?

Se supone que debía ser al revés, señor Obama. El talento y la simpatía debía haber jugado a favor del cambio y la abolición de planes bélicos y genocidas de los halcones -de allá y de acá-, no para legitimar esquemas de dominación decimonónicos y lavarle la cara a quienes ya estaban políticamente agotados.
Dicho en términos crudos: mientras los golpistas de Honduras se mofan de los esfuerzos diplomáticos de los países de la región y de cada nueva sanción de la comunidad internacional, lo que la administración de Barack Obama tendrá que decidir es si dejar asociado su nombre al inicio de una nueva "guerra fría" -que en 3 décadas costó 800 mil muertos y desparecidos en la región- y enterrar así las esperanzas puestas en su figura -tan despreciada por los sectores duros del conservadurismo latinoamericano que hoy se cobija bajo sus alas-.
La historia dice que no son capaces de lanzarse a aventuras así por sí mismos (...) Tanto descaro en distorsionar la naturaleza de los hechos, la continua parodia de aquello que es verdadero (se golpea y se persigue a la gente en nombre de la democracia y la libertad) entraña un intento deseperado por re escribir el pasado, ocultar una de las historias más brillantes a favor de la democracia; aquella que se encuentra registrada en el cine, la literatura y las artes de las últimas décadas.
El insáider
Por Santiago O’Donnell
"Entrevista con Scott Palmer, académico y consultor del Departamento de Estado y de la red de agencias de inteligencia de EE.UU., y ex docente de la Escuela de las Américas."