martes, 14 de abril de 2020

El caso de los médicos héroes en China

CHINA

hace 2 días | 13/04/2020

Así fue como el gobierno chino condenó a la muerte al médico que reveló el coronavirus

Esta es la historia del Dr. Li Wenliang, el primer médico en descubrir el coronavirus en Wuhan, quien fue censurado por el gobierno chino y murió infectado del virus que quiso revelar al mundo.





China finalmente levantó su cuarentena en la ciudad de Wuhan y también en todo el país, sin embargo, dejó un camino de sangre en lo que fueron los 4 meses más represivos del país en, por lo menos, 30 años.


Cientos de miles de muertes, seguramente muchas más de las que dicen, información oculta, persecución a periodistas y groseras violaciones de los derechos humanos. Pero como frutilla del postre, el heróico médico que denunció la manipulación del gobierno chino terminó siendo censurado y murió solo, infectado de coronavirus, y sin ayuda de nadie.

El Dr. Li Wenliang, un oftalmológo del Hospital Central de Wuhan que se terminaría convirtiendo en un héroe, fue el primero en notar la serie de casos que habían llegado a cuidados intensivos en el hospital y que, sin duda, estaban infectados de un virus que el mundo nunca antes había visto. 

El 30 de diciembre de 2019 la directora de Emergencias, la Dra. Ai Fen, envió una foto de un diagnóstico de un paciente suyo a un grupo de WeChat (el WhatsApp del gobierno chino). El informe estaba titulado como "SARS coronavirus", y Ai Fen le había circulado en rojo el nombre "SARS", ya que le parecía extraño que una persona en China esté infectado de SARS habiendo vencido a este virus en 2003.

Esta foto circuló por WeChat entre los médicos del hospital hasta que llegó a las manos del Dr. Li, quien notó que, en los pasillos del hospital, se venía hablando por lo bajo de una cantidad atípica de casos de SARS, e investigando un poco a los pacientes descubrió que todos tenían vínculos con el mercado mayorista de alimentos de Huanan, donde la gente come todo tipo de animales, crudos, hervidos y cocinados, siendo uno de los focos infecciosos más preocupantes de China. Rápidamente, le pidió a sus colegas y familiares que empiecen a usar elementos de protección, porque temía lo peor.

El 3 de enero de 2020, las autoridades del Partido Comunista de Wuhan se contactaron con el Dr. Li y le pidieron que se quedara en su casa ese día. A la tarde, fue visitado por policías en su domicilio, donde fue acusado de filtrar información confidencial y de inspirar el miedo entre sus colegas. La policía en ese momento le hizo firmar un papel donde prometía no hablar más sobre el tema y dejar de divulgar información que puede causar pánico en la sociedad. Lo que no sabía Li es que dos días antes, el 1 de enero, las mismas autoridades habían clausurado el mercado de Huanan por "preocupaciones sanitarias".




El documento que la policía china le hizo firmar al Dr. Li, diciendo que había mentido y que "no divulgaría falsos rumores nunca más".

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Al día siguiente, el Dr. Li volvió a trabajar. Comenzó el día atendiendo pacientes e ignorando a sus colegas que le preguntaban por su ausencia el día anterior. Siguió en silencio unos días más, hasta que el 8 de enero atendió un paciente que tenía glaucoma. A este paciente le encontró algunos síntomas que ahora sabemos que son insignes del coronavirus; tos fuerte pero seca, dolor de cabeza, pérdida del olfato, conjuntivitis y dificultades para respirar. Lo derivó a emergencias.

El 10 de enero, el Dr. Li quien, por ordenes del Partido Comunista Chino no pudo avisar a sus colegas de la enfermedad que había descubierto y tuvo que seguir atendiendo pacientes sin medidas de protección, empezó a presentar síntomas. Se había convertido en portador de la misma enfermedad que descubrió y había querido revelar al mundo.

El 12 de enero entró en terapia intensiva, la carga viral que tenía era altísima, seguramente por la constante exposición a infectados de coronavirus que tuvo, quién sabe por cuánto tiempo. El 30 de eneropublicó en internet la verdad de lo que había ocurrido, desde una cama hospitalaria y conectado a un respirador. En el portal Weiboescribió:

"Mi nombre es Li Weinlang, soy un médico en el hospital de Wuhan. Luego de recibir pacientes con una neumonía causada por un nuevo coronavirus, empecé a toser el 10 de enero, tuve fiebre el 11 y el 12 ya tuve que ser hospitalizado. [...] Yo firmé un documento así que no sé cuánto puedo contar. Pero ahora vivo en la UCI [unidad de cuidados intensivos]. Me hicieron tests que dieron negativos, pero este es un virus nuevo. Todavía tengo problemas para respirar y apenas me puedo mover. Antes de entrar al hospital estuve en contacto con mis padres, con el supervisor, con colegas."

El 31 de enero dio una entrevista por WeChat a Elsie Chen, una periodista del New York Times. Por miedo a las represalias del gobierno chino, el diario no publicó esta nota hasta el 7 de febrero. En la nota, Li cuenta con más detalle lo ocurrido, cuenta un poco de su vida, su afiliación al Partido Comunista y cómo fue traicionado. Finalmente dijo que esperaba mejorarse y volver a tratar a sus pacientes.

El 1 de febrero todo salió a la luz. Tras un mes de ocultar información y censurar, el gobierno chino admitió que el virus que andaba dando vueltas era una nueva cepa del SARS coronavirus que había afectado al país en 2002, y que ya había infectado a 14.830 personas, casi todos en la ciudad de Wuhan.

Ese mismo día se le hizo un nuevo test al Dr. Li, que inmediatamente le dio positivo por COVID-19.

El 5 de febrero, la condición de Li se hizo crítica, la saturación en sangre había caído a 85%, aún con asistencia de oxígeno sentía que se ahogaba. El 6 de febrero, a las 21:30 hs, su corazón se paró. El hospital emitió un comunicado con estos datos, pero rápidamente fue eliminado de las redes. Al día siguiente, tras varias denuncias en las redes de censura, un nuevo comunicado confirmó su muerte, pero cambió los datos; habría muerto a las 2:58 a.m. del día 7 de febrero, tras unas horas bajo tratamiento de oxigenación por membrana extra-corpórea.


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Mientras todo esto ocurría, la Dra. Ai Fen, enterada de que el Dr. Li había enfermado, trató de avisarle a sus superiores de la posibilidad de un nuevo SARS-CoV el 11 de enero, hasta envió muestras a laboratorios para que sean analizadas. Estas primeras muestras jamás fueron estudiadas por órdenes directas de los directores del hospital, y el 16 de enero le dijeron a Ai Fen que deje de decir que este supuesto nuevo virus podía ser transmitido de humano a humano. 

El 21 de enero la volvieron a convocar para decirle que ahora sí podía decir que el virus se transmitía de humano a humano, luego de 5 días en los que no se tomaron medidas de protección por esta escandalosa mentira de la dirección del hospital, que depende directamente del Partido Comunista de Wuhan. Debido a la naturaleza exponencial del contagio, decenas de miles de infectados podrían haberse salvado si no se ocultaba la información por esos 5 días cruciales.

Desde entonces, la Dra. Ai Fen ha dado múltiples entrevistas que fueron fuertemente censuradas en las redes sociales chinas. Ai Fen obtuvo el reconocimiento de una gran parte de la sociedad china por ser una de las principales luchadoras por la verdad junto a Li Weinlang. 

En los últimos días, tras el levantamiento de la cuarentena en Wuhan, muchos ciudadanos salieron a protestar contra el gobierno, lo que desencadenó que la justicia exonerara oficialmente al Dr. Li después de su muerte de cualquier ilegalidad cometida, convirtiéndolo en un mártir. 

Sin embargo, la Dra. Ai Fen no tuvo la misma suerte. Luego de una entrevista para la revista People del 10 de marzo, donde se enalteció su figura como una heroína que desafió al gobierno comunista chino, la nota fue eliminada de la página web, tanto en las publicaciones en China como en el resto del mundo. Esta desmedida demostración de fuerza del Partido Comunista contra Ai Fen solo engrandeció su figura, y la convirtió en un ícono de los movimientos anti-comunistas en el país. Lamentablemente, así como al Dr. Li lo mató el virus chino, parece que a Ai Fen la mató el gobierno chino.




La Dra. Ai Fen, en su despacho del Hospital Central de Wuhan, en una entrevista que fue transmitida por redes sociales y que reveló la censura del gobierno.

Desde el 29 de marzo que colegas del Hospital Central de Wuhan denunciaron que Ai Fen está desaparecida, sus familiares lo corroboraron y dicen que temen que haya sido arrestada de manera clandestina. El medio opositor Radio Free Asia confirmó que desde esa fecha que no responde mensajes por teléfono y que su domicilio se encuentra vacío.

El comunismo chino ha oprimido a su población, asesinado a dos de sus más valientes detractores y, una vez más, la progresía mundial sale en su defensa, más horrorizados por el lenguaje empleado que en los hechos concretos, una vez más demostrando su complicidad con un régimen asesino.


 Fuente: La Derecha