Suzhou, la Venecia china
En China abundan
ciudades industriales que son reconstruidas para tener un aspecto más
occidental. No es el caso de Suzhou, una villa que nos transporta a los
tiempos imperiales por su arquitectura clásica y sus jardines llenos de
infinita belleza. Parajes de ensueño, sin exagerar, rodeados por una red
de ríos y canales que amparan pequeñas tiendas de souvenirs y comida
típica para el visitante exigente.
A media hora en tren desde la industrial Shanghái, la expansión urbana,
territorial e industrial de Suzhou resulta evidente debido a su
ubicación en una de las provincias más prósperas de China. Por ello, el
Gobierno ha tratado de proteger el casco histórico de la ciudad,
especialmente a raíz de que sus jardines fueran declarados patrimonio
mundial por la Unesco en 1997.
Nuestro paseo comienza al noreste, en el más hermoso de los espacios de
Suzhou: el Jardín de los Administradores Humildes. Construido en el
siglo XVI por el funcionario Wang Xianchen, que aspiraba a llevar una
vida modesta tras su jubilación de la política, posee un lago que ocupa
una quinta parte de su extensión total y consta de tres áreas que
facilitan la visita. La zona oriental posee pequeñas islas que se
comunican entre sí por medio de puentes que se enredan con la vegetación
y los mirtos típicos del lugar. En el área central surgen templos,
rocas y colinas, mientras que en el gran lago de la parte occidental se
reflejan los edificios y bosques de los alrededores, desde donde se
accede al siguiente espacio, el jardín de bonsáis.
El Bosque de los Leones también se encuentra al noreste de Suzhou y es
famoso por su laberinto de rocas traídas desde el lago Tai, que le dan
nombre por su apariencia de león. Tras un largo paseo nocturno por la
calle Ping Jiang, entre cafeterías y tiendas occidentales alojadas, eso
sí, en edificios tradicionales, cabe visitar el Jardín del Maestro de
las Redes, al sudeste de la ciudad. A pesar de ser el más pequeño de
todos los jardines de la ciudad, ofrece un espectáculo nocturno que le
dejará al viajero con la boca abierta.
Un poco más apartado del foco monumental, pero no por ello menos bello,
el Jardín Liu tiene una extensión de tres hectáreas en las que la
tranquilidad nos evade del habitual bullicio de las urbes chinas. Muy
cerca, la Colina del Tigre alberga la Pagoda Yunyan, a la que se accede a
través de un sendero. Las diversas leyendas en torno al templo lo han
convertido en una visita de mayoritario interés para el turismo nacional
chino.
Al dejar Suzhou,
vale la pena visitar Zhouzhuang, un municipio cercano (que está ubicado
a 40 kilómetros) en el que se puede contemplar la arquitectura típica
del sur de China: puentes y templos taoístas y budistas, a los que
siguen los numerosos tentempiés que suelen ofrecer los residentes de
esta localidad al visitante. Tongli, a 20 kilómetros de Suzhou, no es
tan conocida, pero también garantiza panorámicas espectaculares.
Cómo llegar a SuzhouSuzhou no tiene aeropuerto para pasajeros, por lo
que lo más conveniente es volar hasta Wuxi o Shanghái, desde donde se
puede tomar un autobús directo en sus dos modernos aeropuertos: Pudong y
Hongqiao.La Venecia de China sí cuenta con cuatro estaciones de tren a
las que llegan líneas de alta velocidad desde los principales puntos del
país, aunque la manera más barata de desplazarse hasta aquí es en
autobús: Suzhou cuenta con tres estaciones estratégicamente situadas al
norte, oeste y sur de la ciudad.